Cuando uno recibe información acerca de un MOOC (Masive Open Online Course) al principio piensa que es una acción casi inviable e imposible de llevar a cabo, pero después le pica la curiosidad. Cuando uno se apunta y ve que hay más de siete mil compañeros realizando en mismo curso, se da cuenta de que no está solo y de que hay más profesores de los que a priori parece dispuestos a evolucionar y a sumergirse en las nuevas tecnologías.
El hecho de realizar este curso conlleva muchos beneficios, entre los que cabe destacar el conocimiento de múltiples herramientas para el desarrollo personal y profesional, el conocimiento de compañeros que aunque estén geográficamente lejos se encuentran digitalmente muy cerca, la inquietud por mejorar y la evolución tecnológica.
Confieso que es complicado realizar un curso online en el que no tienes límites de tiempo ni de fecha. En esta experiencia cada uno aprende a su ritmo, según sus prioridades, capacidades y necesidades. ¿No es eso lo que tratamos algunos maestros de lograr en nuestro aula? Siendo así, es adecuado vivirlo en primera persona para poder enseñar desde la experiencia y no desde el idealismo.
A simple vista, mi nube de intereses muestra aquello que espero conseguir tras la realización de este curso. En el fondo se encuentra lo que más deseo, aprender.
En esta primera semana ya he aprendido dos cosas: a crear una nube de etiquetas y a realizar un perfil en el portal http://www.docente.me. ¿Seguimos?
APRENDIENDO EN MOOC 